Después del colegio ¿Qué?
En Colombia se gradúan alrededor de 500.000 bachilleres al año. El sueño de ser universitarios ha hecho que los programas técnicos y tecnológicos, que requiere el país para ser competitivo, no estén su mira...
La noticia de los resultados del Icfes es esperada con igual ansiedad por estudiantes, padres de familia y colegios, ya que a estos últimos les permite evaluar el resultado de la educación que les han brindado a sus bachilleres. Se ha visto en los últimos años una mejoría en la calidad de la educación, a juzgar por el mayor número de colegios que se encuentran en las categorías más altas de desempeño. Este año, el 22,7% está en estos niveles, mientras en 2000, el 1,57% estaba en nivel muy superior y el 5,56% en el superior. En el presente año, el porcentaje de colegios en estas categorías es de 4,4% y 7,1%, respectivamente (ver artículo p.85).
Pero la mejoría no se ha dado solo en calidad. Las tasas de cobertura en educación media y básica también han aumentado, lo que está planteando grandes retos para entidades de educación superior, gobiernos locales y el gobierno nacional. "Va a salir una gran cantidad de bachilleres en los próximos años —unos 650.000 en 2010— y hay que atenderlos, pero no todos pueden ser doctores, porque el empleo no está en la punta. Hay que formar técnicos y tecnólogos", explica Gabriel Burgos, viceministro de Educación Superior.
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El impulso
La meta del gobierno es tener en 2010 alrededor de 200.000 cupos nuevos en programas técnicos y tecnológicos (incluyendo los del Sena), y para lograr esto diseñó una estrategia que busca en primer término, posibilitarle a los estudiantes el tránsito de uno a otro nivel educativo; en segundo, facilitar el acceso a este tipo de educación a través de mejores condiciones en los créditos; tercero, mejorarle el estatus a estas profesiones, para lo cual lanzará en noviembre una gran campaña publicitaria promoviendo este tipo de educación, en la que invertirá $1.300 millones en medios; y cuarto, generar alianzas entre academia, empresarios, gobiernos locales y entidades nacionales para promover este tipo de educación.
El primer cambio es trascendental (Ley 749 de 2002), porque permite pasar de organizar la educación técnica profesional y tecnológica como ciclos cerrados y concluyentes, que no tienen articulación con los estudios de las carreras profesionales, a hacerlo por ciclos propedéuticos, lo que les da a los estudiantes de las carreras técnicas y tecnológicas la posibilidad de transitar hacia los otros niveles de educación superior a través de programas concebidos y diseñados de tal forma que se incentiva ese tránsito.
En la práctica, esto quiere decir que un estudiante que esté en décimo grado podría iniciar su formación técnica. Al terminar este primer ciclo, podría acceder a un empleo porque ya tiene habilidades acreditadas. Por su parte, al finalizar el bachillerato y el programa técnico profesional, podría iniciar estudios tecnológicos (segundo ciclo de formación) y si lo quiere, al graduarse, el título de tecnólogo no solo le permitiría acceder a un trabajo, sino que lo habilitaría para continuar con la formación universitaria (tercer ciclo de formación).
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